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Abstract
Durante la década pasada, a través del mundo en desarrollo, la producción de maíz y trigo avanzó como nunca lo había hecho. En México, por ejemplo, el rendimiento medio de trigo se incrementó de unos 2,200 kg/ha en 1960 a 3,200 kg/ha en 1969-70. La producción de maíz aumentó de unos 6 millones de ton en 1960 a casi 9 millones en 1968 (1960 Y 1968 tuvieron una cantidad semejante de lluvia). Con variedades rendidoras y tecnología de producción importada de México, Pakistán aumentó su producción de trigo de 4.6 millones de ton en 1964-65 a alrededor de 8.4 millones de ton en 1969-70. En India, el aumento fue de 12 millones de ton en 1965 a más de 20 millones en 1969-70. "Revolución Verde" se ha llamado a este cambio en la producción, que a su vez estimula a muchos países a emprender mayor actividad para lograr autoabastecerse en sus granos alimenticios básicos. Desde Pakistán, las variedades y la tecnología originadas en México se han difundido con rapidez hacia Afganistán. Turquía, con semilla importada de México, casi duplicó su producción de trigo de primavera en el área costera del Mediterráneo, en sólo cuatro años. Irán proyecta importar grandes cantidades de semilla de lnia 66 para el próximo ciclo agrícola. Un informe de Túnez indica que el 50% de la producción total de trigo harinero se obtuvo de las variedades enanas mexicanas, que se sembraron en únicamente 19% de la superficie total. En Marruecos se obtuvieron resultados semejantes. Argelia sembró las variedades mexicanas por primera vez durante el ciclo pasado, con gran éxito, y espera aumentar su superficie tan pronto como lo permita la existencia de semilla. En Europa, Dinamarca tiene alta producción de algunas de las variedades mexicanas y constituye un importante centro de distribución de semilla para otras partes de Europa, el Cercano Oriente y Noráfrica. Por su parte, Ecuador, Perú y Bolivia organizan programas de producción basados en las variedades mexicanas y colombianas, con miras a autoabastecerse en pocos años. Esta expansión ha dado como resultado que el área total sembrada con las variedades mejoradas haya crecido de unas 800,000 ha en 1964 a alrededor de 8 millones de ha en 1969-70, o sea 10 veces más que la superficie sembrada con trigo en México. Durante el período 1965 a 1968, México exportó aproximadamente 100,000 toneladas de semilla, la mayor parte de la cual fue a India, Pakistán y Turquía. Esta operación ha sido la mayor transacción de semillas registrada hasta ahora en el mundo. En las primeras etapas del programa internacional de maíz del CIMMYT, los fitomejoradores se concentraron en la identificación y aislamiento de complejos germoplásmicos sobresalientes a partir de unas 200 razas colectadas y descritas en América Latina. Al final se aislaron seis razas, a saber: Tuxpeño (México), Cristalino Cubano (Cuba), Cristalino Costeño Tropical (Indias Occidentales), Salvadoreño (El Salvador), Eto (Colombia), y una variedad sintética de la faja maicera de los Estados Unidos. Estos materiales se distribuyeron ampliamente en las zonas tropicales bajas, solas o en varias combinaciones. El resultado ha sido muy favorable. Las variedades obtenidas de las varias mezclas de estos complejos revolucionan la producción de maíz en las regiones tropicales y subtropicales del mundo, en altitudes de O a 1,000 msnm.